Dentro de cualquier disciplina, evidentemente incluida la danza, la constancia es la clave para mejorar gradualmente, sólo tras la repetición y el ensayo se conseguirá ver resultados favorables, en teoría parece fácil, pero el problema está en el mismo nombre abordado “Disciplina” y aunque suene redundante, “Para cualquier disciplina, hace falta tener mucha disciplina” y esto es probablemente lo más trabajado dentro de la academia, sin siquiera ser conscientes de ello.
Muchas veces en esos momentos álgidos de discusión, en donde se esta apunto de tomar una decisión importante dentro de la academia sobre entrar o no en alguno de los muchos “Paros” por los que hemos atravesado, escuchamos repetidamente la siguiente frase “Los artistas no pueden parar” y ha sido esta frase “la manzana de la discordia” dentro de la misma comunidad Asabita. Con el paso del tiempo he encontrado otros enfoques a dicha frase, que en su momento me pareció odiosa, no significa que como artistas nos tengamos que hacer los de los oídos sordos ante las injusticias y atropellos cometidos contra la población, por el contrario las artes siempre han sido el vehículo que va en “La Primera Línea” cuando de mostrar injusticias, atropellos y abusos se trata pero no por esto todas las expresiones artísticas son panfletarias, lo importante es entender que la materia prima de los artistas es el sentimiento humano ya sea individual o colectivo.
Por estos motivos creería que de los mayores miedos de quienes exponen y defienden esta postura de “Los artistas no pueden parar”, es el temor a que procesos tan necesarios en nuestra situación actual, como lo son los paros, interfieran o corten con aquella disciplina gestada de manera directa o indirecta en la academia.
Y de repente, como si la mayor de las pesadillas de quienes tan fervorosamente defienden esta idea, se hiciera realidad, la pandemia por el virus SARS-CoV-2, cayó sobre la humanidad entera, obligandola, literalmente a parar. Tiendas de barrio, bares, cines, teatros, galerías, centros comerciales, empresas, escuelas y evidentemente Universidades se vieron obligadas a parar, con el fin de afrontar esta crisis sanitaria. ¿Y entonces, la disciplina de los artistas se perdió por completo? ¿Qué hacer con aquellas artes como las escénicas o la danza en donde se necesita del contacto del otro para su estudio?. Si de algo ha servido toda esta experiencia, es precisamente para ayudarnos a reflexionar en torno a nuestra práctica artística y darnos cuenta que la academia no es y no debería ser el hermoso Palacio de la Merced, la academia se lleva a todos lados con uno, puesto que ella debe estar dentro de cada uno de nosotros y junto a la academia nos llevamos también la disciplina.
Durante muchos meses nuestros salones de clases fueron nuestras habitaciones y nuestros compañeros de carne y hueso pasaron a ser de madera, plástico, textil u otra infinidad de materiales, nos vimos obligados a ensayar con las sillas, camas, armarios, sofás, mesitas, redescubriendo ese espacio en el que tantas veces estuvimos pero muy pocas habíamos habitado verdaderamente.
Hoy a más de un año del comienzo de todos los cierres, seguimos “encerrados” cada vez con un poquito más de libertad y con unas ansias infinitas de volver a un salon espacioso, con espejos y un piso adecuado, pero sobre todo con personas con quienes podamos explorar las posibilidades del cuerpo. Es por esto que las muestras de cierre de semestre son en sí mismas un gran acto de resistencia, con el cual le decimos a los demás “aquí estamos”, aprendimos el verdadero significado de la disciplina, y aun en medio de una pandemia combinada con un paro, nuestras ganas de pintar, cantar, actuar y bailar siguen aquí, más vivas que nunca, estamos fracturados,pero nunca vencidos.
Las muestras y su Historia
Antes de que existiera el programa curricular de arte danzario, lo más cercano que se tenía en el país, para estudiar de manera profesional la danza, era el programa de Artes escénicas con énfasis en danza contemporánea de la ASAB, creado por allá en 1994. No fue sino hasta el 11 de febrero del año 2011 cuando se creó el proyecto curricular de arte danzario, dando paso la que en su momento era la única carrera de danza a nivel nacional.
Entendiendo esto, podemos decir que hoy en el 2021, la carrera sigue siendo más bien reciente, con 10 años de creación. Desde entonces y como es habitual en los programas de la ASAB, semestralmente se presentan las muestras de los procesos que están desarrollando los estudiantes, que sirven como una especie de “cierre” para las diferentes materias que se ven a lo largo del semestre académico.
Dentro del PCAD (Programa Curricular de Arte danzario) se cuentan con diferentes énfasis:
- Danza clásica
- Danza contemporánea
- Danza Teatro
- Danza tradicional
- Direccion coreografica