¿POR QUÉ ACTIVAR LA MEMORIA DE LAS MINAS ANTIPERSONAS EN LA ESCUELA?
Teniendo en cuenta el cruel impacto de las minas en los sujetos en el conflicto armado colombiano, el 4 de abril se lleva a cabo el Día Internacional para la Sensibilización contra las Minas Antipersonal, ¿es pertinente hablar en la escuela sobre este hecho atroz?
En primera instancia, es relevante recordar que el impacto de las MAP en los niños y niñas ha sido significativo; según cifras del ICBF (2012), de los 3.781 civiles víctimas (37.8% del total de víctimas), 968 han sido niños y niñas, es decir, el 25,6%, siendo la mayoría casos de heridos
(77,7%). El mayor número se registró en 2011 con 116 niños. Los departamentos con mayor número de víctimas han sido Antioquia (25,4%), seguido por Cauca (10.4%), Nariño (10,5%), Meta (7,2%), Arauca (4,5%), Caquetá (4,5%), Bolívar (4,1%), Norte de Santander (4%) y Guaviare (3,7%). Los niños y niñas son víctimas, en tanto con frecuencia confunden los objetos con juguetes, desconocen la ubicación de los artefactos y en otras oportunidades, olvidan los límites invisibles en los que no pueden jugar y transitar.
En consecuencia, los niños y niñas tienen afectaciones visuales y auditivas. Por su estatura, se generan heridas en sus rostros, el torax y se producen amputaciones: “sus prótesis, tras el proceso médico-terapéutico, deben cambiarse cada seis o doce meses” (ICBF, 2012, p.6). Adicional al impacto físico, las secuelas son psicológicas y sociales: miedo por transitar en los espacios, imposibilidad de jugar en los terrenos, dificultades de desplazamiento que redundan en la asistencia a la escuela y disminución de la socialización con sus pares durante largos periodos – entre otros-.
Aunque no sean víctimas directas, los hijos de quienes pisan las minas, son afectados por las crisis afectivas, físicas y sociales de sus padres. Los adolescentes, así como los adultos y los niños, tienen afectaciones de diversa índole, entre ellas, su autoestima, sus procesos de socialización y el arraigo.
Echavarría, J. (2012). Silencio, Bella Vista, Caquetá.
Adicional a esto, las escuelas, principalmente en espacios rurales, han sido afectadas, desde su infraestructura, por el despojo y el impacto sobre los procesos educativos y sociales que allí se generan. En respuesta a ello, se han planteado propuestas dirigidas a la población civil que aporten al cuidado y la protección de sí, de los otros y de las comunidades, a través de la difusión de información y la gestión de planes institucionales en búsqueda de reducir riesgos, (Oficina del alto comisionado para la paz, 2019). Cabe aclarar, que la trascendencia, puesta en marcha y evaluación de las mismas no hace presencia en documentos actuales.
Teniendo en cuenta que “con las MAP se habla de un cuerpo que también se ha transformado y que adquiere nuevos significados (Centro Nacional de Memoria Histórica, 2017), es relevante generar espacios escolares en los que niños, niñas y jóvenes recuerden y dialoguen sobre el cuerpo, comprendido como lugar esencial de memoria.
Para ello, las narrativas visuales, el movimiento consciente y el lenguaje, desde sus múltiples manifestaciones, se instauran como procesos idóneos, cercanos a los sujetos, en donde se dan a conocer sensaciones, impresiones y emociones sobre lo que pasa en el cuerpo, su importancia y las afectaciones del mismo a causa de hechos atroces como las minas antipersonales.
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Museo virtual y pedagogia de la memoria – Maestría en Educación para la Paz
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