La obra David de Miguel Angel (Rojas, 2005), contextualiza y permite argumentar la pertinencia del presente taller a partir de dos ejes. El primero, la importancia de hacer memoria sobre el uso de las minas antipersonales en la guerra, teniendo en cuenta que Colombia es “el segundo país en el mundo, después de Afganistán, en número de víctimas de Minas Antipersonal (MAP) y Remanentes Explosivos de Guerra (REG) y el primero en número de víctimas de la Fuerza Pública por estos artefactos explosivos” (Centro de Memoria, 2017, p.3). Omitiendo su prohibición desde 1990, se registran 11.440 víctimas de MAP y REG, 60% miembros a la fuerza pública y el restante, pertenecientes a la población civil. Los municipios con mayor número de víctimas registradas son Vista Hermosa (Meta), Tame (Arauca), San Vicente del Caguán y Montañita (Caquetá), Ituango y Tarazá (Antioquia).
El segundo eje del presente taller se relaciona con las narrativas visuales, vinculadas con la presencia, el uso, la transformación, la creación y co – creación de la imagen como práctica social y cultural, que contempla dibujos, pinturas, audiovisuales y fotografías, así como el cuerpo, las instalaciones de la escuela, las relaciones que allí se generan y que simbolizan dinámicas propias de la institución y de los sujetos que las conforman.
El David de Miguel Angel Rojas (2005) ubica la reflexión de este taller en la relevancia de hablar de las minas antipersonales como un hecho atroz, bárbaro, que ha afectado el cuerpo, los espacios, las formas de interacción de niños, niñas y jóvenes, y la pertinencia de dialogar sobre el tema a partir de imágenes fijas y en movimiento, en
tanto hacen presencia en la escuela y en la cotidianidad de quienes la habitan, permitiendo conocer diferentes situaciones pasadas y presentes.